domingo, 20 de octubre de 2013

Enganchada







El eco de tu voz se expande por mi mente, y mis neuronas, excitadas, multiplican por mil  sus conexiones. Así descubrí por qué erizas mi piel cuando me tocan tus manos; o dónde se va el aire,  que no llega a mis pulmones, si respiras frente a mí. Sometes mi boca al pulso de tus labios y, ya perdida, sin razón ni voluntad, te haces dueño de mis actos.
Ahora, en la distancia, contraídas las pupilas por tu ausencia, hallaré la manera de cortar los minúsculos hilos que te atan a mis pensamientos.  De nuevo seré libre. Nunca más seré feliz. 


viernes, 18 de octubre de 2013

Adolescencia creativa

       


          Dentro del aula, contra todo pronóstico, el mundo se deshace y se transforma. Las letras y los números se escapan de los libros de texto, dibujando en la pizarra un desafío distinto cada día. Sobre la tarima, un docente expectante, y el tiempo finito. Justo enfrente, nosotros. 
Unas veces, el reto rebota sobre las paredes y sale despedido por la puerta, como una pelota de goma. Otras, conseguirá ser lo bastante inquietante para detener los pensamientos agitados que saltan de mesa en mesa. Solo un maestro hábil sabría aprovechar ese momento para anudarnos la lengua a la pata de la silla. Entonces se abrirán nuestras mentes, y la curiosidad nos engullirá.
Así, unos devorarán las ciencias creando ideas grandiosas que harán girar más rápido el universo; mientras, yo detendré los segundos con trampas.
Otros jugarán con paletas de colores para llenar de luz los lienzos de vidas apagadas, que habré de encender con un simple pestañeo.  
Los más audaces, empapados de palabras, escribirán nuevos versos que forjarán historias inmortales, algunas con mi nombre tatuado.
Y los rezagados de siempre, ausentes, dejarán volar los sueños, que saltarán por la ventana hasta el patio del colegio. Allí me esperarán para pintarlos de rosa en un descuido.
Y cuando, al fin, este prodigioso lugar lance al mundo doctores, artistas y genios, yo estaré esperando mejores expectativas de futuro. Explotaré mis recursos para ponerlos a todos ellos a mi servicio.
De mayor, la chica que veis sentada al fondo será una mujer fatal.

viernes, 4 de octubre de 2013

Reconquista


Hace un mes que el ejército de amazonas, finalmente,  conquistó los territorios más rebeldes de Corduba , y liberamos a las mujeres del dominio de los hombres.  Comandé con fortuna la tropa del sur y me dieron a escoger mis esclavos.  Supe desde el primer momento que sería mío. Su conocimiento de los libros antiguos le salvaría de una muerte segura, y lo traje conmigo para ilustrar mi escaso conocimiento sobre la historia hostil de esta tierra.  Se convirtió en mi siervo «instructor» de la memoria ancestral de los pueblos que ahora nos pertenecen.
Leía para mí  las leyendas olvidadas en los libros, y me mostró los errores cometidos en el pasado por ambiciones de su sexo. Su sabiduría fue luz en mis ojos, e iluminó mis noches con relatos al regresar de la batalla. 
Durante este tiempo,  ha compartido mi mesa y discutido mis palabras hasta la madrugada, pues le permití entrar en mis habitaciones privadas. Pasamos las horas en disertaciones sobre textos antiguos y literatura clásica. Devoraba su conocimiento, de igual manera que me devoraba a mí con mirada furtiva. Nací guerrera, puedo percibir el caer de una hoja sobre la hierba,  aún en medio del combate. Lejos de castigar su osadía, ahora demando su atención tanto como sus palabras.
Hoy, los esclavos del hogar, después de bañarme con agua perfumada,  me ungían con aceites el cuerpo, cepillaban mi cabello y lo trenzaban de jazmines. Cada noche el mismo ritual. Mientras, mi fiel esclavo esperaba, entre las sombras de los candiles, con un nuevo libro en sus manos. Ya en silencio la estancia,  me mostró un volumen de botánica y, en voz baja,  comenzó a enumerar los nombres de cuantas flores y plantas me envolvían en aromas. Cerró el  libro y, transformando su voz en un susurro, murmuraba en mis oídos «jazminum», mientras deshacía  mi trenza; «rosa», respirando las esencias de mi cuello; «eucalyptus»,  y con lentitud iba empapando sus manos con los aceites de mi vientre.
Desprevenida de este ataque, y sin reconocer qué fuerza extraña  debilitaba mis músculos, me entregué sumisa a la lección de topografía que esta vez habría de tomarse sobre mi lecho. 
Esta noche, en la penumbra, mi esclavo dibuja con sus dedos un nuevo imperio sobre mi espalda. Con sus labios marca las regiones más débiles y atraviesa fronteras, antes infranqueables.  Así, rendida al enemigo, dejo que memorice cada montaña, valle y colina que se esculpe en el mapa de mi piel para que pueda recorrerlo más adelante, en la más absoluta oscuridad. En mi fragilidad, su sabiduría me hace poderosa, y me muestra los caminos subterráneos, inexplorados, que aún no conocía. Ya no me reconozco más que en el brillo de sus ojos. 
Yo,  Alethia de Hypatía, he yacido con un esclavo. Por vez primera, desde que se inició la guerra, he dudado del objeto de nuestra lucha. 

Publicado en el libro “La Pluma del Guirre”, editado por la Asociación Cultural Alcorac 1968, de Telde (Gran Canaria).