He ejercido muchas
profesiones a lo largo de mi vida. Fui pastor en la región de Galilea, cultivé
tierras a las faldas del monte Tabor, y recorrí el sur de Israel poniendo mis
manos y mi trabajo al servicio de quienes lo necesitaban. Parece que esta vida
agradó a mi último jefe y, cuando en mi aliento final temí por mi alma, Él me
dio unas alas y la eternidad. A cambio, sólo debía acompañarlo en una
importante misión.
Pensó que alguien con
mis cualidades sería un buen candidato para anunciar buenas nuevas. Al
principio supe desenvolverme con soltura en las tareas encomendadas. Mas, poco
después, fue obvio que me había sobrevalorado. Pero es que nadie me advirtió
del riesgo al que me exponía. No supe del verdadero peso de mis alas, hasta que
María me sonrió.
Inspirada en la frase de El Cuentacuentos:
"He ejercido muchas profesiones en mi vida."