No
habrá luces este año iluminando el cielo de septiembre. La negra noche del
treinta y seis se acompaña de los silbidos del miedo que ensordece las calles.
Las bombas no saben de artificios de fiesta, ni de barquillos, ni de risas infantiles.
Se mantienen mudos Los Redondeles, testigos del escaso tránsito del ganado que
se malvende.
Refugiado
en la obligada oscuridad del hogar, al calor de unas tenues velas, el pintor
contempla su obra. Los colores estallan feroces en contraste con la vida, en un
cartel de feria condenado al olvido. Entre las sonrisas de las mujeres,
vestidas de la tierra, ha dibujado la de su esposa mientras acuna a su hijo.
Solo es un hombre deseando mostrar su mayor dicha a una ciudad que se fragmenta
ante sus ojos.
Ella
lo abraza y le besa. No necesita más verdad que la que él le ha enseñado con
sus pinceles, y la que la Virgen de Los Llanos le ha hecho saber: que verán a
su retoño acompañándola en procesión en el futuro. Será el día en que Albacete
resurja de sus cenizas.
Relato finalista en el IV Certamen
Literario "Sucedió en la feria", del Club de Escritura de la
Biblioteca de Albacete.