Se desliza el alma en la húmeda espesura, en el juego del tiempo muerto y la mente esquiva. Entra en este jardín secreto, de caminos y veredas dormidas. Este es el lugar donde trepan los sueños y se enredan los silencios de madreselvas y orquídeas. Ven al jardín de las mil palabras y la lengua muda; en su fresca penumbra te espero, sueño y vivo.
El único lugar
pintoresco del pueblo era una plazoleta con un pozo en el centro. Un día, el
alcalde mandó ponerle un nombre. Entonces, visitantes e ilusos dejaban caer
monedas cargadas de sueños. Aquel fue el primer año que el edil se fue al
Caribe.
Me gusta este personaje que llegó dónde llegó por ser el más listo del pueblo. ;)))
ResponderEliminarUn saludo.
Trevi no sé ya cuantas veces ha ido al Caribe :)
ResponderEliminarPero me quedo siempre con la ilusión de quien cree que los sueños pueden cumplirse.
Un abrazo