Cinco encuentros,
cuatro copas, tres besos, dos palabras y un clímax. Entonces los planetas
se alinearon en ecuación perfecta, y él se convirtió en el centro de su
universo.
Una promesa, dos
anillos, tres hermanos mayores, cuatro meses juntos y cinco comidas
familiares. Entonces él supo que acabaría dejándola.
Para que luego digan
que la vida no es una ciencia exacta.