La curiosidad dibujó,
bajo mis pies descalzos, una frágil línea de puntos suspensivos. Caminé sobre
ella, y me dejó al borde de un abismo. Aquí espera mi universo circular,
impenetrable y silencioso, que soples tu hechizo sobre él como cada noche.
Acercarás tu espacio al mío y vestirás la magia de ingenio.
Así penetras en mi círculo, enredando las palabras en mi pelo y dejándolas caer por mi espalda. Un susurro sin voz que despierta mi mente inquieta, ávida de respuestas. Presiento tu vértigo atado al mío. No mires abajo. Solo una promesa cuando logres cruzar a este lado. Dime que detendrás el tiempo para mí, que hallaremos un refugio donde dormir el miedo y despertar los sueños.
Así penetras en mi círculo, enredando las palabras en mi pelo y dejándolas caer por mi espalda. Un susurro sin voz que despierta mi mente inquieta, ávida de respuestas. Presiento tu vértigo atado al mío. No mires abajo. Solo una promesa cuando logres cruzar a este lado. Dime que detendrás el tiempo para mí, que hallaremos un refugio donde dormir el miedo y despertar los sueños.
En esta pausa infinita
besaré tu boca invisible, y tú acariciarás unas manos imaginadas tras las
palabras que escribo. Por la grieta que abrió el destino, caerán uno a uno los
prejuicios y me haré tangible a tu deseo. Así me contemplarás, desnuda de
ataduras y con las alas desplegadas. Entonces, por primera vez, escucharé tu
voz.
¿Detener el tiempo? Ese es un concepto que me atemoriza.
ResponderEliminarUn saludo.
A veces el tiempo es una barrera demasiado difícil de franquear. Pero si somos capaces de cruzar un abismo, y atravesar cualquier muro con las palabras y las emociones, puede que no haya nada imposible.
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