Cada
día, desde hace dos años, escojo el mismo libro de la biblioteca. Este que hoy
decido robar. Su cubierta es fuerte y de piel suave, gastada de caricias
antiguas. Es tan hermoso que no puedo dejar de imaginar cuántas manos rozaron
su superficie antes de ser abierto, y una punzada de celos me hace olvidar que
ahora me pertenece. Intuyo las mentes ávidas que anhelaron leer su interior y
cómo debió dejarse adorar.
La
primera vez que me atreví a adentrarme en sus páginas, encontré que su lenguaje
me envolvía haciéndome perder la noción del tiempo; hablaba de fantasía y
sueños por cumplir. Casi sin darme cuenta, fui cruzando el puente que me
tendían sus palabras hasta llegar al corazón mismo de su historia. Extrañada,
descubrí una hoja en blanco, y, a punto de obviar aquel error de imprenta, me
detuve un segundo. Cometí la mayor osadía: con la misma pluma azul con la que
trazaba mis deseos, puse mi nombre sobre el papel.
Solo
quien sabe de la magia de un encuentro, puede entender los profundos lazos que
se crearon en ese justo lugar, pues, mientras hacía saltar mis letras en un
espacio ajeno, se iban mezclando con las ya grabadas para narrar un nuevo
relato. Me eligió para transformar su naturaleza, y cambió mi forma de entender
el mundo.
Yo
conozco cada uno de sus puntos suspensivos y él adivina mis pensamientos
esperando paciente la humedad de mi tinta. Jamás existieron secretos mejor
guardados, ni silencios más desgarradores que los que ahora contiene. Para leer
lo que en este libro hay escrito, habrá de estar desnuda el alma y el
corazón doliente por un amor prohibido. Por eso, ahora es mío.
Triste belleza en la historia, y una tremenda hermosura en su expresión. Pero esto ya no es nada nuevo.
ResponderEliminarMaría, un juego metaliterario, una historia de amor, el placer de la lectura, la pasión por la escritura, secretos prohibidos, realidad y ficción, una gran puesta en escena, oficio de escritora... Esto y mucho más, son los ingredientes de este microrrelato, que todos aderezados han dado un excelente resultado.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
PD: Tengo la sensación que igual este microrrelato merecería una continuación.
Estoy de acuerdo con Jarque y su PD
ResponderEliminarLa cuestión es: ahora que el libro es de la protagonista ¿cerrará sus páginas por miedo al dolor o se dejará deleitar con el placer de su lectura? Un amor es prohibido solo si una de las partes renuncia a él. En tu relato , María, parece que ambas historias son inseparables ya.
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