Regresé a Madrid y, aunque al paso de los años había olvidado cómo llegar hasta aquel lugar, mis pies me llevaron bajo aquella ventana. Mis ojos se alzaron hacia la habitación abuhardillada donde a escondidas del mundo nos regalamos tantas caricias. Añorando tus besos y aquel sueño que velaba mientras dormías, deseé que el destino te trajera de nuevo hasta mí, para recuperar el tiempo perdido.
Se desliza el alma en la húmeda espesura, en el juego del tiempo muerto y la mente esquiva. Entra en este jardín secreto, de caminos y veredas dormidas. Este es el lugar donde trepan los sueños y se enredan los silencios de madreselvas y orquídeas. Ven al jardín de las mil palabras y la lengua muda; en su fresca penumbra te espero, sueño y vivo.
viernes, 24 de diciembre de 2010
Un deseo ( en 69 palabras)
Regresé a Madrid y, aunque al paso de los años había olvidado cómo llegar hasta aquel lugar, mis pies me llevaron bajo aquella ventana. Mis ojos se alzaron hacia la habitación abuhardillada donde a escondidas del mundo nos regalamos tantas caricias. Añorando tus besos y aquel sueño que velaba mientras dormías, deseé que el destino te trajera de nuevo hasta mí, para recuperar el tiempo perdido.
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Precioso relato.
ResponderEliminarEs curioso como los lugares, los aromas, los sabores y los deseos nos transportan en un segundo simplemente con recordar un sentimiento.
Cuan vivos nos hace el poder sentir y amar.