Me encontraste dormida
entre párrafos de tinta, y susurraste el nombre que alguien había escrito bajo
mi cuerpo. Bastó que tus dedos rozaran mi piel de pergamino para despertarme de
este sueño. Allí estaban silenciosas las palabras que nadie pronunciaba, y el
eco de tu voz las levantó del papel hacia el infinito.
Trepé
por mi propia historia, dejando caer las frases olvidadas, mientras otras nuevas
se creaban bajo mis pies. Tú, atrapado en la lectura, devorabas los capítulos
ya escritos por otra pluma. Yo, liberada por tu imaginación, encadenaba
aventuras para atraerte hacia mí. Te escuché reír y, maravillada, me detuve a
contemplarte.
Entonces
me viste. Un destello fugaz que atravesó mi mundo y alcanzó el tuyo. Sin miedo,
tus dedos trazaron, sobre la página, un puente de puntos suspensivos junto a
mí. Corrí con todas mis fuerzas... y salté.
Existen libros duros, libros amargos, libros dulces, libros tiernos... Libros que cual Quijote te hacen confundir realidad y ficción, libros que como a Tartarín, te hacen creer que has vivido vidas que solo forman parte de tus sueños. Los Joad caminando hacia un sueño sin importarle los tropiezos. Jean Valjean protegiendo a Cosette. Arwen rompiendo las reglas de su mundo para besar a Aragorn. Corleone abrazando a la Emperatriz Infantil.
ResponderEliminarPero en el fondo del armario, allá donde la luz no se atreve a entrar, existe un libro especial. Un libro que te transporta más allá del tiempo y el espacio. Un libro que expande sus letras directas a tu alma. Un libro que se niega a ser cerrado. Un libro que explica una historia nueva cada vez que es leído. Un libro que te enseña una nueva vida, un nuevo lugar, un nuevo mundo en el que existir.
Ahí, en ese libro, es donde vive la heroína de tu historia. En ese libro que te absorbe, que te imanta, que atrae sin remedio. Afortunado ese lector que, con el rozar de sus yemas puede sentir a su lado a la musa que vive en las letras. Creo que ella podría saltar sin miedo por ese puente. No me cabe duda de que su lector la sostendría.
Una delicia de relato, María.
Cuando las palabras extienden sus alas no hay vuelo mas hermoso de ver.
ResponderEliminarUn abrazo!
María, un bonito microrrelato que es muy visual. Juega con la metaliteratura para fundir ambos mundos, el de ficción y el real. Esa imagen de la mujer convertida en libro es muy poética y le proporciona mucha valor al texto.
ResponderEliminarPara admirar las metáforas que incorporas y la prosa poética que utilizas.
¡Enhorabuena!
Abrazos.
¡Qué maravilla María! Sería un sueño poder despertar a la musa que habita en las palabras.¿O acaso es posible poder hacer real una fantasía con solo desearlo? Encontrar a ese ser hermoso, delicado, vivaz, y cerrar los ojos esperando que nos alcance. La imagen que acompaña a tu historia es perfecta. Se ve que te caíste en el caldero de las hadas.
ResponderEliminarCasi parece que el encuentro entre lector y personaje es inevitable. Sólo hay que saber leer en el libro como lo hace tu protagonista, la magia hará el resto. Un libro sobre el que reescribir una historia inacabada. Parece que ella encontró el valor para saltar. Magnífico!
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