Ya no soy yo. Aprendí a desvanecerme. Transformé mi naturaleza, e
insuflé vida a seres imaginarios que otros crearon. Así mi cuerpo se convirtió
en el espíritu de una niña con mil caras, en una joven sometida a infinitas
emociones, y en una mujer madura, dueña de historias inventadas. Soy una
existencia condenada a la mayor contradicción: alcanzar la inmortalidad cuando
me halle en brazos de la muerte.
Ya no soy yo. Sobrevolé vidas ajenas y agité sus rutinas. Desperté
la ilusión de apagados espectadores, arranqué la reflexión a un público
adormecido, e invité al mundo a emprender nuevas aventuras, bajo sueños de
almohada. Ya no hay realidad tangible que me defina, pues soy todas las luces y
sombras del mundo en el que habito. De mi corazón, palpable y audible, ya
apenas queda un residuo; todo cuanto era se evaporó al calor de un foco.
Ya no soy yo. La realidad ya no roza mi pelo, ni arruga mi piel,
ni quiebra mis pasos. Son otras mentes las que me dan forma, y proyectan mi
imagen intangible de pasado, presente y futuro. Un rostro familiar y un alma
desconocida. Yo solo soy una
actriz. Tú me sublimaste.
Publicado en la
Antología del V Certamen de Microrrelatos de Cine “Arvikis-Dragonfly”, de
Ediciones Cardeñoso.
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