Al desnudarla, el compositor descubrió aquel pentagrama que tenía
tatuado en el vientre. Con dedos expertos buscó la clave de sol, deseando crear
su sinfonía. Así fue como, deleitado con el sonido del éxtasis, compuso sobre
ella la melodía más sublime. Calíope era su nombre.
Publicado en la Antología Erótica “Sensaciones y sentidos 2014” , de Diversidad
Literaria. Octubre 2014.
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