lunes, 12 de noviembre de 2018

Quemadas



Un curioso cambio se está gestando en mamá desde hace unas semanas. El aburrimiento ha hecho que le crezcan telarañas en los párpados, y la tensión de su cuerpo reverbera en sus tacones, que dejan al andar pequeños agujeros en el suelo donde jugamos a las canicas.
Todo hace sospechar que se ha vuelto alérgica a la atmósfera que se respira en casa. Primero fueron esos estornudos que escupían palabras a velocidad supersónica y se clavaban en las paredes; después llegaron sus extraños golpes de tos. A cada beso de papá, tose tres veces y, cuando parece estar a punto de ahogarse, expulsa por la boca una mariposa que escapa volando.
Esta mañana, mientras calentaba el café y el pan, observamos que era su cabeza la que empezaba a echar humo. Los pelos se le han puesto tan de punta, que ha tenido que salir corriendo para que la vecina le sujetara esas ideas que se le habían enredado en el cabello. Se ve que la laca no ha servido de mucho, porque de pronto mamá ha aparecido toda desmelenada, anunciando que se iba a tomar el aire. Algo huele a chamusquina en nuestro hogar. Y no son las tostadas.

Publicado en la Antología 2018 (Claroscuros) del Concurso de Relatos Cortos de «Esta Noche Te Cuento».

2 comentarios:

  1. María es imposible leer el texto por el color de la tipografía sobre el fondo verde oscuro. Por cierto, me encanta el nuevo aspecto de tu blog. También yo he estado haciendo cambios en el mío.
    Un abrazo.

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  2. Jajajajaja! Mujer, que es que lo estaba colgando ahora mismo y olvidé cambiar a blanco el color de la fuete. Un abrazo!

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