jueves, 16 de abril de 2020

El bombero



Ginebra prende llamas por donde pasa. Toda ella es inflamable, desde su nombre hasta la punta de sus pies. Dicen que el leve roce de su boca provoca tal flujo de calor que ya no queda caballero ni vasallo que no haya explosionado en todo el reino. Hace unos días la vieron huir a la isla de Lanzarote, harta ya de relaciones efímeras, en busca del verdadero amor.
Parece ser que se ha enamorado de un tipo con la manguera mejor preparada para apagar su fuego. De facto, es el único capaz de dejarla empapada y sin oxígeno.

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