Cuenta la leyenda que
ni el más feroz de los ejércitos indígenas pudo detenerlo. Aquel dios blanco
arrasó cientos de poblados a orillas del Amazonas. Solo un pequeño ser dorado
logró vencerle usando las mismas armas que una mujer: su hechizante belleza y
el veneno de su piel.
Pareciera el Mercado vencido por el brillo de su Avaricia :)
ResponderEliminarEn todo caso lo tenía merecido!!
Tus relatos también lo detienen ;)
:-) pues benditas armas de la mujer
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