Nadie repara en los
detalles que convierten a las personas que queremos en una necesidad cotidiana.
Nos damos cuenta de ello cuando un día, sin esperarlo, desaparecen de nuestro
lado.
Eso pensaba Sofía,
sentada en la cama de su hermano, sin dejar de apretar en la mano el capuchón
del boli que Miguel mordisqueaba sin parar cuando hacía las tareas.
Lo que parece más nimio es lo que más se echa de menos cuando falta...
ResponderEliminarEl problema es que cuando lo tenemos no reparamos en que lo necesitamos.