Había una vez un
ladrón que tenía la habilidad de robar, de los tiernos labios de las doncellas
despistadas, dulces besos prohibidos. Lo hacía una sola vez, garantizando el
encanto del inesperado asalto.
Pero aquel día,
deslumbrado por la belleza de una joven, cometió el error de repetir su osadía.
Cuál fue su sorpresa al saberse asaltado. En el breve instante de un suspiro,
le robaron el corazón.
El mas hermoso caso de robo y asalto que he leído, ambos ladrones y ambos rehenes del quien les secuestró, un beso.
ResponderEliminarEl amor aguardaba quieto, escondido tras aquel suspiro, el veredicto.
Un abrazo!
Es cierto que los besos robados saben de otra forma. Creo haberte leído, que no probado, uno con anterioridad en alguno de tus micros anteriores ¿Puede ser? Y una gran verdad descubrir que si necesitas dar más de uno a la misma persona es señal de que eres carne de cañón para caer en sus redes. Estoy seguro de que los más temibles besos son los que se devuelven. Esos te dejan preso de por vida. Precioso micro, como todo lo que escribes.
ResponderEliminarHermoso relato y creo que tiene mucho de cierto, porque un beso puede ser una audacia, pero repetirlo ya significa algo más.
ResponderEliminarSaludos!
El cazador cazado que tuvo que probar su propia medicina y saber lo que se siente de verdad cuando te atrapan....
ResponderEliminarEspero que al menos supiera apreciarlo para pensárselo dos veces la próxima vez, los besos no han de robarse, han de regarlarse.
El ladrón no era tal sino un simple repartidor de besos; la ladrona resultó ser la doncella que le robó el alma al pobre infeliz.
ResponderEliminarUn beso......solo uno!
Antonio