Cada
día mudas tu piel de azufre y escamas, y adquieres forma humana. Convertido en
maestro, exhalas tu ancestral sabiduría henchida de experiencia, y murmuras que
convertirás mi cuerpo virgen en un pecado para los mortales. Modelas así mi
ingenio, mi alma y la cadencia de mis pasos. Contemplas, satisfecho, la
voluptuosa tentación que es ahora discípula.
Al
fin, rendida al placer, dejo sumisa que goces de tu obra. Cuando tu lengua
bífida prueba mi néctar, ya es demasiado tarde para ti. Sonrío,
maliciosa.
Seleccionado y publicado en la Antología del II Concurso de Microrrelatos Eróticos, de la editorial Ediciones de Letras.
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