domingo, 6 de enero de 2019

De leyendas y mentiras


La sirena se apoyó en la barcaza, y contempló al gallardo marinero. Cantó para él su melodía más dulce y, cuando sintió su mano acariciándole el rostro, su naturaleza se hizo visible. Ella deseó unas piernas para sí. Al primer mordisco, le arrancó una de cuajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario