Que
vengan por fin a rescatarte, antes de que mi aspiradora se atasque con tantas
plumas. Me da no sé qué verte ahí con las alas pinchadas en el corcho, pero
prefiero que sean los niños los que te liberen cuando regresen del colegio.
Tienen que darse cuenta del daño que hacen. Cuando apareciste anoche, en plena
oscuridad, nos asustamos muchísimo, y ellos han sido siempre muy cafres. Está
claro que en algo hemos fallado con su educación.
No
me mires así, que tu jefe ya debía haber previsto que mis diablillos nunca
harían migas con un ángel de la guarda.
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