Exactamente
lo mismo que decía cuando estaba viva. Pero ahora lo escribe en el vaho del
espejo con su letra redonda, o lo cose a punto de cruz en su bastidor; incluso
se lo susurra a mamá de madrugada mientras me hago un ovillo en su regazo. No
sabe que solo yo puedo sentirla.
Por
eso ya no importa cuánto insista. Esta vez nadie escuchará su voz acusica
siempre gritando: «Ha sido ella».
No hay comentarios:
Publicar un comentario