El
influjo de la luna transforma los océanos y obsesiona a Miguel, que no cesa de
descubrir constelaciones en la espalda de Sofía. Ahora miden el tiempo en
pulsos. Alguien antes que él encontró el reloj perfecto en el latido del
corazón.
Y, mientras en las noches de solsticio sigue creyendo que todo cuanto hace girar el universo es fruto del amor, las leyes de la física se abren paso en su cuerpo en un movimiento rectilíneo uniformemente acelerado.
Microrrelato para Esta Noche Te Cuento.
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