Se desliza el alma en la húmeda espesura, en el juego del tiempo muerto y la mente esquiva. Entra en este jardín secreto, de caminos y veredas dormidas. Este es el lugar donde trepan los sueños y se enredan los silencios de madreselvas y orquídeas. Ven al jardín de las mil palabras y la lengua muda; en su fresca penumbra te espero, sueño y vivo.
Sobre
la mesa dejo mis besos, mis palabras y mis deseos. Tú depositas la renuncia,
tus emociones y el miedo. Cuando regresemos a buscar nuestros sueños
imposibles, el tiempo ya los habrá transformado en amor
eterno.
María, con este micro no estoy seguro, pero creo que también participó en la Sortija. Otro buen ejemplo de tu buen hacer.
ResponderEliminarAquí la magia o la ciencia, como defienden algunos, obran el milagro del amor eterno entre esos dos amantes imposibles. Buena alquimia, pues.
Saludos.