Se desliza el alma en la húmeda espesura, en el juego del tiempo muerto y la mente esquiva. Entra en este jardín secreto, de caminos y veredas dormidas. Este es el lugar donde trepan los sueños y se enredan los silencios de madreselvas y orquídeas. Ven al jardín de las mil palabras y la lengua muda; en su fresca penumbra te espero, sueño y vivo.
María, como voy de atrás adelante, aquí casi repito comentario. Otro gran microrrelato, quizás mi preferido, de la última Sortija.
ResponderEliminarA veces las ausencias son más palpables que las presencias.
Saludos.