El impacto dejó una grieta en el ventanal y una
discreta mancha de sangre. La mujer pensó que tendría que volver a limpiar; el
hombre, en el coste del cristal nuevo; solo el pequeño Nicolás salió corriendo
a la calle para recoger a la maltrecha paloma.
María, recuerdo este micro de la última edición de la Sortija, y como entonces, me parece fantástico, por ese juego de edades, de intereses, de creencias que nos proporciona la experiencia de la vida.
ResponderEliminarAprovecho para felicitarte por los grandes micros que dejaste en esta edición, muchos, como este, para enmarcar.
Saludos.