Amado esposo:
Nunca debí pedirte que abrieras las puertas del jardín abandonado. Durante estos días sin ti, una oscura sombra se ha instalado en nuestro hogar. Algo crece entre las ramas de los árboles, y se adentra en el camino de madreselva de ese laberinto: un veneno de maldad que se alimenta con el alma de nuestra hija. No es ella; sus pupilas se han dilatado, y su mirada es extraña y sombría, casi cruel. Ayer, hallamos al cachorro de labrador ahogado en el pozo. Mientras lo sacaban, ella se mantuvo indiferente.
Alicia vuelve allí cada tarde y, si intento detenerla, me golpea con una fuerza inusual. Hoy, con una voz dulce y desconocida que me erizó la piel, me pidió que la acompañara. Me he negado, aterrada. Mas debo ir presta. Puedo verla desde la ventana. Lleva al pequeño Samuel entre sus brazos.
Finalmente sabré qué la está devorando.
Seleccionado y publicado en la Antología del I Concurso de Microrrelatos de Terror en honor de Gustavo Adolfo Bécquer y sus Leyendas, de Hipujo Libros.
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