Un
guiño del destino me permitió compartir con mi abuela Carmen el camino hacia la
universidad. Coincidíamos en el trayecto hasta su mercería en Teatinos, y
llenaba aquel vagón con sus historias. Retazos de su vida traían el sonido de
las olas hasta la misma estación y, mientras cruzábamos las entrañas de la
tierra, sus recuerdos dibujaban un mar que bañaba toda mi infancia. Tiempo
después, la enfermedad del olvido atrapó su memoria.
A
veces, voy a buscarla para volver a viajar juntos y, aunque ella no comprende nada, le devuelvo
con besos todas las palabras que me regaló.
Accésit I Certamen de Microrrelatos "100 palabras en el
metro", convocado por el Metro de Málaga.
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