La
tela es delicada y hermosa. Su creadora trabaja sin descanso, hasta que una
granizada la rasga sin piedad. Se balancea prendida de un frágil hilo, pero en seguida
reanuda la tarea. Cuando cese la tormenta, el rocío ocultará el remiendo. Ese
será el punto más fuerte de la telaraña.
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