Se sabían condenados a existencias separadas. Estaba escrito en la estrellas y en las líneas de su mano. Mientras marchaba, contempló una mariposa intentando escapar de una telaraña y pensó cuán inútil era luchar contra el destino. Siguió caminando, cuando un revoloteo lo detuvo. Sonrió, y regresó a buscarla.
Se desliza el alma en la húmeda espesura, en el juego del tiempo muerto y la mente esquiva. Entra en este jardín secreto, de caminos y veredas dormidas. Este es el lugar donde trepan los sueños y se enredan los silencios de madreselvas y orquídeas. Ven al jardín de las mil palabras y la lengua muda; en su fresca penumbra te espero, sueño y vivo.
lunes, 6 de julio de 2015
Fe
Se sabían condenados a existencias separadas. Estaba escrito en la estrellas y en las líneas de su mano. Mientras marchaba, contempló una mariposa intentando escapar de una telaraña y pensó cuán inútil era luchar contra el destino. Siguió caminando, cuando un revoloteo lo detuvo. Sonrió, y regresó a buscarla.
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Breve, pero intensa imagen. La fe y la esperanza son las dos cosas que jamás debemos perder. Los caminos siempre tienen dos direcciones. Y esa mariposa, antes o después, de una u otra manera, acabará liberándose de los hilos de esa tela de araña en la que está atrapada. Y volará de nuevo.
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