Se desliza el alma en la húmeda espesura, en el juego del tiempo muerto y la mente esquiva. Entra en este jardín secreto, de caminos y veredas dormidas. Este es el lugar donde trepan los sueños y se enredan los silencios de madreselvas y orquídeas. Ven al jardín de las mil palabras y la lengua muda; en su fresca penumbra te espero, sueño y vivo.
Una vez tuvimos una mascota. Luisa la acarició, Miguel la alimentó
con acelgas y papá la desnucó. A mí solo me dio tiempo a ponerle el nombre:
conejo con patatas.
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