Cada
noche, el pintor y su musa yacen juntos. Rendidos al deseo, anudan sus cuerpos
y sacian el hambre atrasada con besos. Cuando el cansancio apacigua la pasión y
reclama el justo descanso, entrelazan sus manos y se entregan a Morfeo. Él
abandona veloz la vigilia, atrapado en un canto de sirena que lo arrastra mar
adentro. Reconoce la llamada y cede con docilidad al mundo azul de sus sueños.
El
océano es un lienzo nocturno, cambiante como las mareas; y los colores
fugitivos de su paleta son ahora peces que mordisquean los lóbulos de sus
orejas y enredan su pelo. Sonríe, extasiado, al descubrir la plata virginal de
la luna sobre el agua y aprende sus matices. Todo gira en bucle en el vaivén de
las olas, uniendo cielo y tierra en una mezcla imposible de claroscuros.
El
artista extiende sus yemas de pincel y dibuja sobre el firmamento estrellas
fugaces que descienden en cada trazo, siguiendo la estela de sus dedos. Al fin,
cuando el silencio se cubre de un manto oscuro, una joven prende una hoguera en
el borde del acantilado y, al parpadeo de su intensa luz escarlata, él emerge
de las aguas. El calor del fuego templa sus miembros entumecidos y asciende
hasta sus labios. Ella recibe su despertar con un beso.
―¿Viste
mi señal? ―murmura con una caricia.
Él
asiente, y es que, después de cada viaje en busca de su arco iris, siempre
necesita reencontrarse con su verdadera inspiración.
―Sabes
que siento debilidad por los rojos ―responde, sonriendo.
Seleccionado y publicado en la Antología “Sueños”, de Ojos Verdes Ediciones.
¡Enhorabuena por esa selección, María!
ResponderEliminarUna relación muy colorida la del pintor y su musa, que siendo real y onírica a la vez, entiendo que es única cada noche, como las mejores historias de amor.
Poético y muy visual tu micro.
A por más éxitos.
Fantástica mezcla de colores entre la vigilia y el sueño donde la intimidad del amor se hace patente. La llama de un corazón encendido y un beso,; eso es todo cuanto un hombre necesita para despertar y empezar a crear. Felicidades, María, por esa selección llena de matices y tonalidades.
ResponderEliminarMe gusta lo que escribes, María, porque sabes poner las palabras perfectas para describir las imágenes tal y como las ves, para que los demás seamos capaces de verlas también. Sutil, delicado, lleno de magnetismo. Así es tu relato.
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