El autor, huérfano de ideas, decidió terminar con su vida literaria poniendo punto final a una historia inacabada. Tantas preguntas quedaron en el aire, que llovieron puntos suspensivos. Al hombre no le quedó otra que seguir escribiendo.
Se desliza el alma en la húmeda espesura, en el juego del tiempo muerto y la mente esquiva. Entra en este jardín secreto, de caminos y veredas dormidas. Este es el lugar donde trepan los sueños y se enredan los silencios de madreselvas y orquídeas. Ven al jardín de las mil palabras y la lengua muda; en su fresca penumbra te espero, sueño y vivo.
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