El cálido aliento de su musa llenó su
imaginación hasta hacerle volar. A medida que ascendía, iba soltando el lastre
de las palabras pesadas y guardaba las más simples. Tan ligero anduvo por el
reino de las letras que un golpe de viento lo devolvió al suelo
estrepitosamente.
Siempre te lo he comentado, e insisto en ello. Tus micros, además de muchas otras virtudes, tienen de especial el equilibrio entre el planteamiento y el desenlace.
ResponderEliminarQuizá me llama la atención esta cualidad que a mí tanto me cuesta, pero no deja de ser obvia.
Un gran relato que me ha hecho disfrutar.