Se desliza el alma en la húmeda espesura, en el juego del tiempo muerto y la mente esquiva. Entra en este jardín secreto, de caminos y veredas dormidas. Este es el lugar donde trepan los sueños y se enredan los silencios de madreselvas y orquídeas. Ven al jardín de las mil palabras y la lengua muda; en su fresca penumbra te espero, sueño y vivo.
En
algunos orfanatos los bebés no lloran. Los niños descubren rápido que sus
lágrimas no serán atendidas, y un silencio estremecedor inunda la sala de
cunas. Lo sorprendente es que, cuando alguien acude a buscarlos, el rostro se
les ilumina. Nadie sabe cómo aprendieron a sonreír.
No hay comentarios:
Publicar un comentario