Felicidad innata
En
algunos orfanatos los bebés no lloran. Los niños descubren rápido que sus
lágrimas no serán atendidas, y un silencio estremecedor inunda la sala de
cunas. Lo sorprendente es que, cuando alguien acude a buscarlos, el rostro se
les ilumina. Nadie sabe cómo aprendieron a sonreír.
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