Abrió la puerta y despidió al nuevo cliente. Contrato firmado.
Desde que le asignaron un despacho independiente, las ventas habían mejorado.
Se volvió a abrochar el primer botón de la blusa, y subió la
cremallera de su falda. Ahora nadie diría que no trabajaba a pleno rendimiento.
María, una sonrisa picarona me ha quedado, supongo que como la protagonista, al leer el micro. Ese doble sentido aquí juega un buen papel y es el picante de todo guisado.
ResponderEliminar¡Te quedo muy bien!
Saludos.