lunes, 24 de diciembre de 2012

Mi nombre es Gabriel

 
He ejercido muchas profesiones a lo largo de mi vida. Fui pastor en la región de Galilea, cultivé tierras a las faldas del monte Tabor, y recorrí el sur de Israel poniendo mis manos y mi trabajo al servicio de quienes lo necesitaban. Parece que esta vida agradó a mi último jefe y, cuando en mi aliento final temí por mi alma, Él me dio unas alas y la eternidad. A cambio, sólo debía acompañarlo en una importante misión.

Pensó que alguien con mis cualidades sería un buen candidato para anunciar buenas nuevas. Al principio supe desenvolverme con soltura en las tareas encomendadas. Mas, poco después, fue obvio que me había sobrevalorado. Pero es que nadie me advirtió del riesgo al que me exponía. No supe del verdadero peso de mis alas, hasta que María me sonrió.

Eso me costó el puesto de trabajo. He de reconocer que aquel percance me abrió nuevos horizontes: me asocié con un tipo extremadamente listo y, de unos siglos a esta parte, soy el responsable del departamento de recursos humanos. Mi nuevo puesto supuso un leve cambio de imagen: un oscurecimiento progresivo de mis alas y, cómo no, convertirme en una deseable tentación para la predecible debilidad humana. 



Inspirada en la frase de El Cuentacuentos: "He ejercido muchas profesiones en mi vida."

13 comentarios:

  1. Me quedo con esta versión, tan clara y cercana a lo humano frente las otras vaticanas!

    Resaltas el peligro que podía llevar no una sonrisa sino su interpretación, y menuda se lió! Pero eso es otra historia. Lo que en esta queda claro es que ni la eternidad asegura un puesto de trabajo y que despedir es cada vez mas tentador.

    Y no escapo a la tentación de desearte muy Felices Fiestas! :-)

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  2. ¡Demoledor! Me has engañado hasta el final. Una versión maravillosa como señala Carlos. Muy atrevido tu planteamiento del affaire entre él y María je, je.

    ¡FELICES FIESTAS!

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  3. Nada como una sonrisa para tentar a cualquiera.
    Muy bueno, de luz a oscuridad en pocas líneas y aún así no creo que haya mejor motivo para un cambio que una sonrisa.

    Un abrazo. Nos leemos cuentacuentos.

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  4. ... ¡y tú sabrás que mi nombre es Gabriel cuando caiga mi venganza sobre ti! Ah, no, espera... este era Yahvé, ¿no? :P
    Estupenda imagen la de este ángel humanizado tan "tuyo". El relato gana enteros cuando no se encorseta en 50 palabras. La frase "No supe del verdadero peso de mis alas, hasta que María me sonrió" me parece tan hermosa como potente. Creo que hay una coma por ahí que te sobra en la frase "Pero es que, nadie me advirtió del riesgo al que me exponía", por si quieres rectificarla :)
    Por cierto, a no ser que vayas disfrazada, que sepas que se te echa de menos en los Dardos. ;)
    Un besazo muy fuerte y Felices Fiestas!!!

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  5. Al principio estaba pensando que iba a ser un texto religioso sobre el bien, el mal y demás moralinas... pero no. Me encuentro un texto brillante, bien escrito y con un final de lo más sorprendente. Muy bueno!
    ;)
    Enhorabuena y... ¡feliz Navidad!

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  6. Bonita historia. Es una versión que me entusiasma. Pero lo que más me ha gustado es la escritura simple, llana y directa tan difícil de conseguir.
    Me ha gustado. Un abrazo.

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  7. Has has estado perdida María, y tu jardín silencioso sin tí. Si estuviste en algún lugar perdiendo tus alas, a cambio de inspiración, bien mereció la pena; tu historia es sublime. Descubrir el peso de unas alas, cuando sobran, para responder a una sonrisa es demoledor, aunque eso explicaría muchas cosas. Como dice Gabriel, la predecible debilidad humana está siempre dispuesta a caer en tentación. La sonrisa de una mujer es más que suficiente para cambiar hasta la naturaleza mística de un ángel. No lo había pensado hasta que tú lo has hecho visible. No vuelvas a desaparecer.

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  8. Me alegra mucho ver que el gusto por la escritura sigue eligiendo El cuentacuentos para dar rienda suelta a giros como éste. Que dure tu afición.
    Abrazos.

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  9. Un placer pasarme por aquí y encontrarme un relato tan bueno. Me gusta mucho el coqueteo entre el bien y el mal, es muy fina la línea que los separa y una simple sonrisa puede ponerlo todo patas arriba.

    Nos leemos!

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  10. Muy feliz 2013 y que las palabras sigan reinando!!

    Un abrazo María

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  11. Oh! totalmente inesperado! como pasar de ángel a demonio a través de una sonrisa, la pregunta es... ¿en qué trabajo estuviste más agusto? ;)
    bessos!

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  12. Pobre José. Al final fue el angelote el culpable de todo...
    Y ahora es algo así como la lujuría personificada.

    Vengo después de un tiempo y vuelvo a sorprenderme con el giro de los acontecimientos.

    Buen trabajo.

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  13. Y eso que no pasó por el purgatorio antes... jejeje... Muy bueno el texto, me ha gustado mucho, tiene tintes dulces o esa es la sensación que me ha dado. Felicidades!!! Nos vamos leyendo.

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