domingo, 14 de abril de 2013

El hechizo


He recorrido océanos de tiempo para encontrarte. Me despojé de mi inmortalidad para adentrarme en tu mundo, y no me reconociste. Yo te presentí, como se respira la tierra húmeda antes de que llegue la lluvia. Fue  un hechizo de luna el que cruzó nuestras palabras y atrapó tu mirada.
Al fin alzaste los ojos y me encontraste  esperando tu voz, tu sonrisa... Y respondiste embrujado, demandando deseos jamás imaginados de aventura, vértigos y placer. Así me hallaste, tramposa y bruja, reclamando afectos en tu ciega necesidad y yo, ignorante de la naturaleza humana, vencida a los reclamos de la piel y los sueños. Eras tú entregado. Anestesiado de conjuros. Pero eras mío.
Maldigo el instante en que fui tentada por la humanidad  de mis ojos y de mis manos, que aprendieron a adorarte. Te creí libre para sujetar tu vida a la mía sin más armas que el corazón encendido. Pero al final del día, evaporado el veneno,  tus ojos ya no me vieron y me devolviste a las sombras del olvido.
Inspirada en la frase de El Cuentacuentos: "He recorrido océanos de tiempo para encontrarte."




3 comentarios:

  1. Me gusta, Marí Sur. Con una prosa limítrofe con la poesía nos paseas por los sentimientos, consiguiendo gran profundidad emocional en la pieza.

    Un saludo.

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  2. Sucumbir a un hechizo como ese deja nublados los sentidos, sin duda. Uno desearía que no desaparecieran nunca los efectos, aunque fuera cuestión de brujería. ¿Pero acaso una sonrisa no embruja? ¿Acaso un beso no te deja sin voluntad? Jamás liberaría un amor así. Aunque me condenase. Maravilloso relato María, tan tuyo como siempre.

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  3. La magia, del amor añadiría. Precioso relato por el lenguaje y la manera de expresar ese hechizo o veneno como bien remarcas al final.

    Un abrazo.

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