martes, 1 de agosto de 2017

Timidez



El verano invita a mi vecino noctámbulo a contemplar las estrellas. Cada noche abandona su buhardilla, escala por el tejado y se sienta allí como un gato callejero. Mientras yo estudio en mi dormitorio, él observa la luna. Hace unos días me descubrió y dejó de mirar el cielo para hacerme compañía en silencio. Desde entonces, acudimos puntuales a nuestra cita imaginaria. Nos sonreímos en la distancia, y una conexión invisible llena de palabras el espacio que nos separa. 
Aún bajamos la mirada cuando nos cruzamos por la calle porque, aunque la altura nos da alas, ninguno se atreve a saltar.


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