miércoles, 4 de julio de 2018

Almas ajenas


Ellos no entienden la sed, ni el dolor de mi piel herida por el sol. Gritan que su playa no me pertenece; que no podré alcanzar tierra firme.
Llevo horas observando mis pies descalzos sobre el eterno bamboleo del mar. Hoy no me reconozco en los ojos de aquellos que creía de mi misma especie.
Quizás padre no mentía en aquellos cuentos infantiles, y yo sea una sirena. Tal vez solo tenga que saltar.

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