domingo, 24 de febrero de 2013

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Al fin pude encajar las piezas de una historia que quedará incompleta. Tengo todas las respuestas y una horrible punzada de  dolor me atraviesa el estómago. Puedo sentir el latido de mi propio corazón, la respiración profunda que acompaña mi cuerpo cuando pienso en él. He abierto la ventana de par en par, y las gotas de lluvia han entrado con furia dentro de la habitación, empapándome la cara. Necesito que el agua despierte al fin mis pensamientos y me muestre la realidad tal y como es.
La mañana es gris, desangelada, y llueve a cántaros. Casi es como mirar dentro de mí. Ahora sé que solo había sido un juego del destino. Pensé que los sentimientos se abrirían paso en la distancia y lo traerían  hasta mí. Olvidé que siempre estuvo lejos, que mis palabras no lo alcanzaron. Ya jamás le entregaré aquel beso que soñábamos a escondidas del mundo, porque la vida ya ha jugado sus cartas.
Él se quedará en casa, protegido de tentaciones y de sueños imposibles. A estas alturas, es probable que ya me haya borrado de su memoria. No. No puede haberlo hecho. Una vez me dijo que me amaba... Las lágrimas me queman la cara, como chispas furiosas que evitan ser apagadas con el agua. Todo se para en este instante. De nuevo este extraño silencio…
Él espera paciente.  El mundo es transparente y limpio bajo un cielo de cristal, como la lente del objetivo de su cámara. Escucha el crujido de la nieve bajo sus pies, el chasquido de una rama al quebrarse. Después, la mañana se hace estática y muda. Sabe que  la foto buscada no llegará. El frío ha detenido la vida, y los árboles apenas respiran bajo el peso de la nieve.       Permanece inmóvil, sus pensamientos están lejos y, cuando intenta hacerlos regresar, no vuelven solos; la traen a ella. El pulso se acelera y calienta sus venas hasta hacer arder su piel. La ha perdido, y su ausencia le ha dejado a oscuras. Pensó que sería más fácil. Sólo un recuerdo al que volver en sus sueños. Pero ella es real. Puede verla con nitidez frente a él, provocando cada una de sus células. Aprieta los puños intentando alejar el vértigo, pero no puede. Añora su voz y las palabras que llegaban cada día inundándolo todo, atrapando su voluntad. Renunciar a ella había sido lo más sensato, lo más honesto. Unas virtudes que se alejan en dirección opuesta a sus deseos cada día que pasa. Le entregó su verdad y ella la hizo suya, aceptando la distancia a cambio de un beso. Un beso que no llegó porque tuvo miedo. Miedo de amarla...
Ha empezado a nevar. Los copos caen despacio, deshaciéndose sobre su rostro, con una humedad inusualmente cálida, como lágrimas. Su corazón se detiene. De nuevo ese extraño silencio...

Foto: A. Molinero

Inspirada en la frase de El Cuentacuentos: "Al fin pude encajar todas las piezas."

4 comentarios:

  1. Es curioso como a veces, dos personas sienten lo mismo y sin embargo se alejan una de la otra irremediablemente pensando que la otra ya no se acuerda y que no siente nada...

    Supongo que les pasa a los que se dejan vencer por el miedo.

    Abrazos.

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  2. Estoy con el comentario anterior. Nos asustan tanto los cambios que somos capaces de renunciar al verdadero amor. Sólo vivimos una vez y si encontramos a alguien que nos hace sentir así, cruzar los pensamientos de esa manera, nada más debería importar. Esta claro que por mucho que nos alejemos, las emociones permanecen. Lástima que al final solo optemos por el silencio. María, a veces asusta como afinas la puntería y das en el blanco.

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  3. Disfruto con tu riqueza de vocabulario, como la lectura me lleva a través de palabras, vivas, radiantes, y que carentes de repetición van imperceptiblemente construyendo el escenario en el que el lector se ve atrapado.

    La historia que narras es tensión, tensión silenciosa que aprieta puños, humedece ojos, y paraliza cuando se transforma en miedo, un miedo que puede más que todo el deseo de reencontrarse, y el amor asiste resignado a que nunca darán ese paso.

    Un abrazo!

    ¿Tienen ventaja las máquinas sobre nosotros porque carecen de sentimientos?
    Siempre nos quedará la hoguera :-)

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  4. :( madre mia, cuántos sentimientos encerrados en tan pocas palabras, la distancia, el miedo, el vértigo, sentimientos que nos hacen perdernos muchas cosas en esta vida
    bessos!

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