jueves, 19 de junio de 2014

No somos nadie


Nos lamentamos, hipócritas, de no haberlo visto venir. Las raíces estaban sueltas, las ramas eran pesadas, y la inclinación iba en aumento. Pero una vez se hubieron llevado al hombre, aplastado por el árbol, la gente todavía encontró entretenimiento observando cómo los bomberos cortaban el enorme tronco sobre la acera. 
Matilde se colocó el audífono y escuchó el rugido de las sierras en la calle. Salió de la casa intrigada por el ruido, preguntándose dónde demonios habría ido su Antonio a buscar el pan.


1 comentario:

  1. María, un micro con buen humor negro, que explica todo ese proceso que se ha producido. Y es que el audífono no hay que quitárselo ni para ducharse.

    Si no estoy equivocado este micro, ¿es un REC? Buen trabajo, lástima que no tuviera su suerte.

    Saludos.

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