jueves, 5 de febrero de 2015

Costura



        En la penumbra, la dulce niñera tararea melodías infantiles mientras se afana con cada puntada. De su infancia conserva esos dedos que aprendieron a remendar sus desmembrados ositos, castigados por las burlas a las que fue sometida siendo niña.
Nadie recuerda a la huérfana, gorda y huraña, que hablaba con los espejos. Ahora, los años le devuelven un reflejo candoroso que cautiva a padres confiados.
El bebé ya no llora, y ella sonríe pasando el hilo por la blanca y tierna piel, rellena de algodón. Cuando cambie los ojitos apagados por los negros botones, conseguirá refrescarles la memoria.

Seleccionado y publicado en la Antología del I Certamen de Microcuentos “99 crímenes cotidianos y un responso”, de La Pulga Editorial.


1 comentario:

  1. ¡Enhorabuena por esa antología, María!

    Un microrrelato que no duele sino sangra al imaginarse la escena tan dantesca. Cuánta crueldad concentrada en una persona, primera al sufrirla y luego al aplicarla.

    A seguir cosechando reconocimientos.

    Abrazos.

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