lunes, 16 de agosto de 2010

El destino en un vagón

Supo que volverían a verse en el mismo momento que se cruzaron en el metro. Ambos lo supieron. Apenas cuatro estaciones, y el destino habría fraguado el futuro más insospechado del mundo. Ella le reconoció al instante cuando entró en el vagón. Habían sido muchos los conciertos a los que había asistido para quedar extasiada con la magia y la intensidad de su batuta. El director de orquesta más joven de Los Ángeles. Aquel chico rubio de ojos claros había sido un punto de referencia para ella en el último año. Lo miró con descaro un par de veces más para cerciorarse de que no se equivocaba de persona. Pero era él, no le cupo la menor duda.
       Quiso decirle algo. Lo cierto es que, a pesar de su altura y de su espectacular físico (había notado cómo había formado un pequeño revuelo en un grupo de chicas a pocos metros de él), parecía un tipo accesible. Al menos, su rostro sonriente y su expresión tranquila así lo reflejaban. Pero algo más allá de la incertidumbre la detuvo. ¿Qué le diría, aparte de confesarle ser una admiradora fiel de su trabajo? Tal vez que, a pesar de que le hubiera encantado tocar bajo sus órdenes, se había negado en redondo a pasar por una audición para acceder a la orquesta filarmónica que él dirigía. Había estudiado la carrera de piano, e incluso había obtenido una beca en la universidad para seguir con sus estudios de violín. Podía decir que tocar en público era algo que le agradaba profundamente. Se olvidaba de dónde estaba, y entregaba toda su fuerza y su inspiración para, posteriormente, captar las expresiones de complacencia de sus oyentes. Era muy buena violinista, y lo sabía. Sin embargo, su orgullo, tal vez heredado por una fuerte impronta familiar, no le permitía dejarse evaluar por un jurado. Ella tocaba para emocionarse y emocionar, pero sentir que un grupo de expertos estaría escudriñando con lupa su técnica hacía que perdiera toda la concentración. De repente se dio cuenta de que él la estaba observando con curiosidad. Era el momento, tenía que decirle algo o en una de las paradas las puertas se abrirían y lo perdería de vista. Entonces, como un destello fugaz, supo cómo hacerlo.
_  _  _

       Alcanzó el vagón de metro justo antes de que las puertas empezaran a cerrarse. Aunque no había mucha gente en el vagón, todos los asientos iban ocupados, de modo que se quedó de pie junto a la entrada. Un grupo de adolescentes murmuraba algo, y enseguida supo que hablaban de él, pues, cuando les lanzó una sonrisa, soltaron una risilla nerviosa y se daban codazos unas a otras. Entonces reparó en una chica alta de nariz pecosa y coleta rubia, que lo miraba con un descaro inusual a pocos metros de distancia. Casi de inmediato descubrió a sus pies una funda de violín, y entonces comprendió. Probablemente lo habría reconocido. No se tenía por alguien particularmente popular, pero era verdad que en los últimos tiempos se había hecho con un nombre y una fama en el mundo de la música. Lo cierto es que le resultaba gratificante y algo abrumador a la vez. La joven, que debía tener su edad más o menos, parecía algo contrariada. Tal vez quería acercarse y no se decidía. Dudaba que fuera por pura timidez, a juzgar con el descaro con el que venía mirándolo. Se preguntó qué le estaría pasando por la cabeza. Ahora era él quien la observaba con atención. Ella alzó la vista y cruzó con él la mirada. Casi de manera imperceptible, algo en la expresión de sus ojos le dijo que había resuelto su dilema.
      Con decisión, ella sacó el violín de su funda y suavemente lo colocó sobre su hombro y comenzó a tocar. Todo el vagón se quedó en silencio como por encantamiento. Él también se quedó inmóvil. Por alguna extraña razón, esa chica estaba tocando para él. Lo había sabido desde que se encontró con su mirada. Tenía un instinto genuino para la música. Lo vio en sus ojos perdidos en un limbo de acordes, mientras hacía caminar infinitas notas musicales hacia un auténtico mar de sonidos.
Su parada llegó, pero él ni siquiera se percató, y el metro siguió su recorrido. En la siguiente estación ella dejó de tocar, casi como si la pieza de música se hubiera sincronizado con su reloj. Entonces ella le dedicó una amplia sonrisa y bajó al andén.
     Él intentó seguirla, pero una marea humana comenzaba a entrar en el vagón.
      —¡Espera! —gritó—. ¿Cómo te llamas? ¿Cómo puedo encontrarte? —Ella se volvió.― ¡Carol! ¡Y no te preocupes, yo te encontraré a ti!    

       Él ya no pudo ver cómo una sonrisa iluminaba el rostro de la chica.

14 comentarios:

  1. Me encanta conocer las dos versiones de una misma historia, en este caso las de un mismo momento. Muy bien desarrollado, por cierto. Yo lo habría dejado terminar en: "Ella se volvió – ¡Carol! ¡Y no te preocupes, yo te encontraré a ti!" De esta forma podrías haber desarrollado ese encuentro en otro relato. Ahora también puedes hacerlo, no digo que no, pero ya sabemos que se van a casar, y muchas veces, cuando desarrollas una historia, aunque tenías pensado que los personajes iban a terminar juntos, por alguna extraña razón la historia da un giro inesperado, no sé si a ti te habrá pasado...

    Besotes

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  2. jajaja..... No tienes remedio Sara! Si he terminado la historia era porque el final ya lo había escrito. Anda date otro paseito por Historias de la campiña.... jajaja. Las rondas literarias me tienen loca ufff

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  3. ¡¡Ay mi madre!! ¿No me digas que sigues enlazando esa historia? jajajajaja Pues debe ser que me impactó más la historia con Gabriel, porque de la forma que conoció a Tom ni me acordaba...

    Que despiste por dios jajajajajaja

    Como no te van a dejar loca las rondas literarias, si no dejas de rondarlas :P

    ... A mí esta última no acaba de convencerme... a ver qué sale, aún no me he metido a fondo a sacar información.

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  4. Jo, yo te iba a adecir que me hubiera encantado un final más abierto, pero ahora que he leido el comentario de Sara, mejor me callo jajajajjaa. Yo tampoco recuerdo que se conocieran de forma parecida porque me quedé prendada con aquel chico sentado en las escaleras del porche y lo demás se ha borrado XDDDD

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  5. Veo Angelical que tenemos gustos parecidos ;) De hecho en aquella historia, estaba esperando un giro inesperado... Aunque visto lo visto, lo que hiciste fue justo eso, darnos un final inesperado jajaja porque, yo al menos, esperaba a Gabi.

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  6. jajaja.... definitivamente estáis para que os aten.... Al final voy a tener que sacar a Gabriel de paseo por algún relato ( la última vez lo dejé bailando un vals... Se ve que os tiran los casos perdidos. jajajaja

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  7. Si, si, rescatalo, no se a que estas esperando, las rondas le esperan... Nosotras también ;)

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  8. He reflexionado , y seguramente tengais razón. Quizás con el final que he puesto le quito algo de magia al relato y posiblemente el que lo lea por primera vez y no haya leido nada más se quede un poco chafado. Lo toquteo un poco y listo.
    besos y gracias!!!

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  9. Si no te convencía a ti, vale, pero tampoco te dejes llevar por las opiniones, las encontraras de todos los gustos ;)

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  10. Lo sé, no voy a tocar nada que no me convenza. Pero lo cierto es que quedaba un poco seco el final. La idea era que la gente atara cabos, por eso lo puse, pero si vosotras que estais metidas en el ajo no lo habeis cogido jajaja apaga y vámonos.

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  11. Me ha gustado, ver las dos partes de la historia desde cada personaje, me gustó. Además al final es ella quien toma la iniciativa, lo cual no esperaba al inicio.

    Seguiré leyendo cuento a cuento.

    Un saludo.

    Juan Luis Galan

    http://www.utopiadesuenos.blogspot.com

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  12. Aydiosmiodemivida que bien te vas a llevar tú con la institutriz si te tomas las opiniones de esa manera XDDDDDD

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  13. Bueno, no domino el morse pero deduzco que ésta historia viene de otra o al menos alguno de los personajes. Sea como sea a mí me ha gustado. Me parece un acierto contar los dos puntos de vista de un mismo relato y creo que los han unido con maestría. Me encanta. Un abrazo.

    P.D.: Con tu permiso voy a mirar qué es eso de historias de la campiña. Me tenéis intrigada las tres.

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  14. Estas invitada a pasearte por el jardín de Lorea cuanto quieras.... Encontrarás Historias de la campiña en el índice: Letras que forman paises. Espero que te guste.
    Besos!!

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