lunes, 10 de febrero de 2014

Obras son amores


Todos los días él le regalaba un "te quiero". Esas palabras volaban por la casa rebotando de pared en pared hasta que,  al final, decidió meterlas en un bote. Nunca supo muy bien dónde colocarlo.

1 comentario:

  1. María, dispone este microrrelato de ternura sí, pero de un buen sentido del humor que descoloca, como el bote. Por otro lado, creo que los te quiero deben ser libres, nada de encerrarse ni encasillarse, y si rebotan mejor, eso es que están vivos.

    Buen microrrelato.

    Saludos.

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