lunes, 7 de julio de 2014

Futuro versus Natura


La llamada a concejo deja el pueblo en silencio. El viento de la modernidad callejea por las cuestas empedradas silbando bajo las puertas de las casas, pero nadie lo escucha; el bosque ha cerrado el cerco, y las ramas de los árboles cimbrean aún más fuerte, ahogando el siseo. Dentro del salón, los vecinos van desfilando frente a la diosa del progreso: un modelo a escala de la nueva central eléctrica. Los forasteros invitados hablan de sus bondades y, con cada palabra, se suavizan las manos agrietadas, se arrumban los aperos, y se asfaltan los caminos. Se miran unos a otros, y asienten complacidos. Se acomodan, aguardando al miembro más anciano de la comunidad.

Cuando Nicasio, el pastor, cruza el umbral, trae consigo el olor del campo, su cayado, y un puñado de guijarros del manantial. Todos saben de dónde viene. El hombre contempla la maqueta, meneando la cabeza. Las Xanas no tienen voz ni voto, pero sí cantos rodados que atoran a su antojo la bajada del arroyo a los riegos. La mitad de la asamblea tuerce el gesto; la otra se encoge de hombros. Ya hablaron todas las partes. A puerta cerrada, comienza la votación.



2 comentarios:

  1. Mientras tanto, no lejos de donde se celebra la votación, candiles y quinqueles debaten clandestinamente en la alacena sobre su futuro. Saben que su hora ha llegado.
    Pero confían en las Xanas

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  2. María, un concejo muy dividido el que presenta este relato, como debe ser, puesto que en juego está cambiar el pueblo, el bosque, su mundo. Y como no, todos tiene voz, hasta las hadas. Consigues que al leerse, todos estemos allí, en el concejo.

    Original y muy bien hilvanado este microrrelato, con un tema muy difícil. Me ha gustado mucho. Te felicito.

    Saludos.

    PD: Con tu permiso. Voy a recoger varias palabras de tu microrrelato para depositarlas en mi morral de expresiones que mejoran textos. Arrumbar, por ejemplo, me resulta sublime.

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