miércoles, 30 de septiembre de 2015

Después





Se observaba desnuda frente al espejo, cuando una punzada en el estómago la hizo estremecer. «Miedo escénico», pensó.
Él volvió a llamarla desde el dormitorio; parecía impaciente.
―Nada ha cambiado para mí ―le había dicho―, puedes estar convencida de eso.
Pero seguía sumergida en aquella inseguridad que le paralizaba los pies y le aceleraba el pulso. Al llegar a su lado, él sonreía expectante.
―Solo dime qué necesitas, amor. Haré lo que me pidas ―insistió.
Abrió el primer cajón del armario y buscó su  foulard de seda. Quería sentirse cómoda y saber que no habría en su mirada ni un solo destello de rechazo.
―Con los ojos vendados ―rogó.
Él soltó una carcajada de felicidad y se lo retiró de las manos.
―Siempre me han gustado tus juegos en la cama ―susurró, anudándole con destreza el pañuelo alrededor de la cabeza.
―Cariño, creo que no...
Un beso en los labios cortó la frase antes de que ella pudiera sacarlo de su error. Entonces comprendió que, en realidad, no importaba. Todo sería como antes.

Seleccionado y publicado en la Antología “Cáncer de mama”, de la Editorial Talento Comunicación.

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