lunes, 24 de noviembre de 2014

Selección natural


Buceo desde la zona abisal hasta la superficie. Al contacto con el aire, las agallas se cierran, y mis atrofiados pulmones me provocan un desagradable dolor en el pecho. Tuve suerte de que la explosión me alcanzara sumergido a mucha profundidad. La radiación en el fondo marino transformó mi cuerpo y me convirtió en este ser mutado. En tierra, la vida humana ha sobrevivido a los estragos que la radioactividad ha provocado en sus cuerpos.
Pruebo suerte durante unos interminables minutos. Desde que la fauna marina desapareció de aguas poco profundas, apenas he visto humanos cerca de aquí. Es una mujer. Un antiguo recuerdo, parecido al deseo, despierta mis instintos. Nado, acechándola silencioso; una presa fácil que termino arrastrando conmigo.
La cercanía de su cuerpo aleja,  por primera vez en muchos años, la punzada de la soledad, pero un pinchazo aún más intenso en el estómago me recuerda que, en este abismo donde habito, apenas quedan seres vivos para alimentarme. Y estoy hambriento.

Finalista en el V Certamen  de Microcuentos Fantasti’cs. 


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